En este año que ya se acaba se cumplen 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial. Hace unos meses, hablamos del papel de dos brillantes científicas durante esta guerra: Marie Curie y Lise Meitner. Hoy veremos la figura de una gran química olvidada: Clara Immerwahr.
Todo el mundo conoce la controvertida figura del químico alemán Fritz Haber. Este destacado químico desarrolló, junto a Max Born, un proceso para la síntesis de amoníaco y también sería el terrible padre de la guerra química al desarrollar por primera vez gases venenosos para su uso bélico durante la Primera Guerra Mundial. Él sería el marido de nuestra científica Clara Immerwahr.
Clara Immerwahr (1870-1915) fue una química alemana. Desde pequeña se mostró como una estudiante despierta y entusiasta, fundamentalmente de los temas relacionados con las Ciencias de la Naturaleza. En aquella época las mujeres tenía vetado el acceso a la Universidad y Clara Immerwahr se ve obligada a empezar sus estudios de maestra, donde presenta grandes actitudes para la Química. Después de completar su formación trabajó como institutriz, dando clases particulares, pero mantenía una lucha para obtener el permiso necesario para poder presentarse al examen preliminar y acceder a la universidad. En el curso 1895-1896 las maestras fueron finalmente autorizadas a asistir a las clases en la Universidad de Breslau, eso sí, como visitantes. En 1898, Clara Immerwahr se convirtió en la primera mujer en Alemania que aprobó un examen diseñado para elevar los estándares en la formación de químicos profesionales (el difícil examen conocido como Verbandsexamen). El 12 de diciembre 1900 se le otorgó el doctorado en química física con la calificación de magna cum laude. Su tesis era un estudio de la solubilidad de las sales metálicas, realizadas bajo la supervisión del profesor Richard Abegg. Ella se convirtió así en la primera mujer en recibir un doctorado en química en una universidad alemana.
Después de trabajar como asistente de laboratorio con el profesor Abegg, con el rango más alto posible para las mujeres, Clara Immerwahr trabajó brevemente como investigadora en Clausthal y fue varias veces invitada como comentarista en las presentaciones orales de las tesis doctorales. Sin embargo, comienza a sentirse una extraña en los círculos universitarios dominados por los hombres.
En 1901, Clara Immerwahr se casa con Fritz Haber. Clara Immerwahr pensó que iba a ser capaz de combinar su matrimonio con una carrera científica. Sin embargo, pronto se encontró que las demandas de organización de una casa por parte de un marido ambicioso por establecer contactos y un embarazo difícil le supusieron una gran carga para seguir adelante con sus pretensiones investigadoras. Aún así, ella colaboró mano a mano con su marido en su investigación y sobre todo en la elaboración de un libro de texto sobre la termodinámica de las reacciones en estado gaseoso. Fritz Haber lo publicó en 1905 y lo dedicó a su "amada esposa, la señora Clara Haber, Ph.D., con agradecimiento por su silenciosa colaboración". Todo su trabajo quedó reducido a un simple agradecimiento como esposa y colaboradora silenciosa…
A partir de este punto, la carrera de Fritz Haber empieza a subir como la espuma y el matrimonio empieza a resentirse. La ruptura final se produce con el inicio de la Primera Guerra Mundial y el posicionamiento de Fritz Haber hacia el desarrollo de nuevas armas. Horrorizada, Clara Immerwahr salió en abierta oposición a su trabajo, condenando esta "perversión de los ideales de la ciencia", como "un signo de barbarie, la corrupción de la propia disciplina que debe aportar nuevas perspectivas sobre la vida". La respuesta airada de Fritz Haber fue acusarla en público de hacer declaraciones traidoras a la patria.
El 22 de abril de 1915 se realizó el primer ataque con gas en el frente de Bélgica. Se produjeron más de 5000 bajas. Fritz Haber volvió a casa como un héroe. El 2 de mayo se organizó una fiesta en su honor y esa misma noche la pareja tuvo una fuerte discusión. En la madrugada del 2 de mayo Clara Immerwahr tomó la pistola de su marido y se dirigió al jardín. Allí se pegó un tiro. Sólo su hijo Hermann oyó el disparo y alertó a su padre. Ese mismo día Fritz Haber viajó al frente oriental para continuar con la guerra química. Nunca hizo ningún comentario sobre estos hechos.
El legado de Clara Immerwahr comenzó a llamar la atención de la opinión pública alemana en la década de 1970. Los historiadores y activistas comenzaron a investigar la mujer notable que terminó con su vida en protesta contra la profanación de la Ciencia. Se inició una serie de artículos y una biografía completa de Gerit von Leitne. En 1991, la sección alemana de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear denominó a su premio más prestigioso, el Premio Clara Immerwahr. Varias Universidades alemanas han establecido premios en reconocimiento a la labor de esta científica, como el Clara Immerwahr Award de la Technische Universität Berlin.
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